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Devoción en el Pueblo de Huancas

Este artículo está divido, en dos partes.

En la primera trataremos sobre las manifestaciones culturales religiosas propias del pueblo de Huancas que va desapareciendo lentamente (queda muy poca población católica en este pueblo) y la segunda sobre la devoción entorno al Cristo que se venera en su iglesia.

Me importa escribir, más que todo, sobre lo primero, pues es un patrimonio a la espera de su valoración, restauración y conservación, y que no figura en el listado de Patrimonio Inmueble del Perú.

Huancas es un pueblo ubicado al norte de la ciudad de Chachapoyas, a unos 10Km. de distancia.

Su origen data de la época de la conquista inca, cuando los mitmas traídos desde el valle del Mantaro fueron ubicados en este lugar, que comprendía el reino de los chachapoya.

Allí se desarrollaron y se mezclaron con los indios propios, desarrollando su propia cultura y tomando elementos chachapoya.

No existe una fundación del pueblo específica, pero sabemos que su existencia como pueblo cristiano data de la época colonial.

A partir de la Evangelización, este pueblo desarrolló manifestaciones culturales ligadas con la religión católica, y ahí nace una fe muy propia, donde se unen el cristianismo y el paganismo, donde los indios dan de sí su fe para realizar obras de arte popular ligado a la religión.

He ahí, posiblemente, la primera construcción de su templo, seguramente que fue en el mismo lugar en donde es hoy y, seguramente tuvo los mismos cimientos que el que está hoy ahí de pie.

Primero nos ocuparemos del templo, una manifestación de arte barroco y neoclásico indio.

Data de finales del s. XIX,  pero posiblemente esta fecha, escrita en el umbral de piedra de la entrada principal y en una viga cercana al altar mayor, sea de una refacción del mismo o su reconstrucción.

Su primera construcción debe haber estado dirigida por algún conocedor de arquitectura, pues presenta una planta en cruz latina y se ve marcado el barroco y el neoclásico desarrollados en la época colonial. Además el altar mayor presenta muestra en pan de oro, como sabemos, el pan de oro es un material utilizado en el virreinato y poco conocido en la época republicana.

Además, el retablo no está marcado por la moda de la época datada en el mismo templo y como se sabe, en esta época las iglesias de esta región eran construidas muy modestamente, basándose en conceptos muy básicos de arquitectura.

Su fachada se compone de la portada y una torre. Dicha torre presenta un techo a dos aguas, con ventanas de tipo hornacina y otras hornacinas vacías de 1.80m de altura y 0.8m de ancho. Presenta también algunos adornos de cenefas conformadas por rombos de color naranja.  Su portada está compuesta por la entrada principal de gran tamaño en forma de arco de medio punto y una ventana encima de ella en forma de hornacina, están enmarcadas por adornos en bajo relieve, pintados en color negro. Estos frisos en bajo relieve presentan una manifestación neoclásica. Como sabemos todos los techos de estos templos son a dos aguas.

Al ingresar se observa al fondo el altar mayor con un magno retablo indígena. A los lados laterales de la entrada están ubicadas dos pilas de piedra tallada. Una de ellas en su base muestra un rostro de un indio con una corona de plumas y la base de la otra pila parece ser una granada, ambos tallados en alto relieve. En el caso de las pilas donde va el agua, ubicadas encima de estas bases talladas, podemos ver tres rostros en cada uno, rostros, dicho sea de paso, en un relieve muy notorio.

Al lado Izquierdo, antes de las capillas laterales y la altura del crucero, está una Cruz India (Cruz con elementos de la pasión de Cristo) y al frente de ella un pequeño retablo de una calle y dos cuerpos, en el cual se pueden observar un Sagrado Corazón de Jesús de fabricación española obsequiado al pueblo en el s. XX y en la hornacina más pequeña y superior, la imagen de San Miguel Arcángel “de Corpus”, original patrón de este pueblo y cuya fiesta se desarrollaba en el día de Corpus Christi.

Se llega al crucero donde parten  las entradas al altar mayor y los auxiliares. A la derecha se encuentra una capilla donde se guarda la imagen del Señor de los Milagros (durante todo el año hasta octubre) del cual nos ocuparemos más adelante. Esta capilla no presenta un retablo como la que está al frente de ella, este pequeño retablo, está conformado por dos cuerpos y tres calles y tiene un estilo que mezcla elementos barrocos y neoclásicos. En el primer cuerpo están una imagen de la “Dolorosa” (que perteneció a la catedral de Chachapoyas), la imagen de un pequeño Cristo crucificado, otra dolorosa más pequeña y el Cristo Nazareno de domingo de Ramos. Encima de la hornacina principal, donde está el pequeño Cristo crucificado, se resiste a perderse, a pesar de haber sido tapado con una capa de pintura reciente, la siguiente escritura: “Señor de los Milagros”, inscripción que nos llena de sorpresa, pues en esa hornacina no se puede concebir quepa la imagen de este Cristo que es de gran tamaño para ella. Encima de esta hornacina y en el segundo cuerpo, ya coronando el pequeño altar, se encuentra una pequeña imagen de Cristo Resucitado, de unos 50cm de altura.

 

El altar mayor es una obra preciosa. De estilo barroco indio y elementos neoclásicos, es quizás, junto con el del pueblo de Levanto, uno de los más bellos conservados cerca de la ciudad de Chachapoyas.

Mezcla de neoclásico y barroco mestizo con presencia de pan de oro

Presenta tres cuerpos en tres calles. Enmarca el retablo dos altas columnas corintias, coronadas por un pequeño ángel de pié sin alas (aprox. 50cm) cada una, la tradición dice q son San Miguel y San Gabriel, ambos arcángeles.

                                                                                                                                                                                                                             

En el primer cuerpo están el sagrario, en un tabernáculo precioso, enmarcado con columnas con vid en pan de oro, ambas muestran un clarísimo barroco indígena por lo poco logrado en el tallado de las uvas. Al lado derecho del sagrario está una bella talla de San Francisco de Asís (1m aprox.) realizada en la técnica del estofado (policromado con pan de oro) pero que por el tiempo y el polvo se ha deteriorado,

su detalle principal es que su sayal se encuentra abierto en el pecho y muestra el estigma de su costado (como sabemos este santo fue estigmatizado), al lado izquierdo está la imagen de San Antonio de Padua (1m aprox.).

En la calle superior, la hornacina central está ocupada por la imagen de la Virgen de las Nieves (0.40cm), a su derecha otra imagen de San Miguel, y a la izquierda Santa Rosa de Lima (ambos de unos 90cm aprox.).

La calle que corona al retablo y lo remata en un trapecio, lo ocupan una hornacina, cuatro columnas rectas, unos frisos en zigzag y algunas simbologías, como el triángulo que representa a Dios y el corazón que representa el amor de Cristo. Esta hornacina en su originalidad debe haber estado ocupada por alguna imagen del Padre Eterno (Dios Padre, simbolizado en un anciano) como es tradición en toda la región.

 

La imagen que concurre en mayor veneración, es el Señor de los Milagros, preciosa talla de origen colonial, cuya fábrica se atribuye a los ángeles.

Contase en Huancas, que muchísimos años atrás, llegaron al poblado, dos personajes que se ofrecieron ha realizar un Cristo precioso para dejarlo en el pueblo, pidiendo que se les encierre con llave en la sacristía del templo y que se les pasase por una rendija sus platos de comida. Así lo hicieron los pobladores deseosos de tener un Cristo del tamaño que tenían las iglesias de la cercana Chachapoyas. Pasó más de dos meses, y los platos nunca eran devueltos, entonces los pobladores abrieron el cuarto y encontraron la preciosa imagen encima de una mesa y los platos de comida arrumados, sin haberse tocado. Entonces se atribuyeron a que fueron seres celestes que dejaron esta imagen en la tierra para gloria de Cristo.

En realidad, es una imagen cuyo origen no se conoce, sus características no pertenecen a una escuela de arte conocida, debe haber sido realizado por algún escultor peruano. Es impresionante el realismo que puso el autor en su obra, el detalle más penetrante, es el lado izquierdo de su pecho que muestra toda su piel desgarrada y deja ver los músculos y las costillas, su costado profundo, los hematomas, las heridas, cortes profundos, etc.

No se sabe quién o quiénes lo bautizaron como “Señor de los Milagros”, pero como es de conocimiento, no sólo el Cristo limeño es llamado así, si no también otras imágenes en España que nada tienen que ver con la devoción peruana. En fin, como la devoción al Cristo de Pachacamilla es general en el Perú, a este Cristo se le acondicionó con un arreglo parecido al anda de su homólogo, y se lo comenzó a venerar en octubre como se hace en la capital de la república. Cabe esta aclaración, por que la devoción al Señor de los Milagros que nació en Lima, esta basada en una pintura y no en una imagen en bulto.

Inicialmente, su anda estaba compuesta de un arco pintado, este año (2008) se le obsequió una réplica del arco del lienzo limeño, enchapado en oro y plata.

Su fiesta se desarrolla todo el mes, iniciando el primero con las novenas en el templo, los domingos del mes sale en procesión por la plaza del pueblo, unos quince años atrás era llevado en sendas peregrinaciones hasta la ciudad de Chachapoyas para su día central, esta costumbre fue suprimida y sólo se le venera en su pueblo original.

Pero veremos claramente, en esta fiesta, que la mayoría de sus devotos y su hermandad (por no decir todos) son pobladores de Chachapoyas que van al pueblo con el fin de darle pleitesía.

Su día central fue fijado el 18 de octubre y no el 28 como en Lima.

 

 

 

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